Por: Germán G. Carías Bermúdez
Cuba exigió a Estados Unidos un nuevo acuerdo sobre migración y otro para el combate al tráfico de personas, que serán analizados cuando reanuden conversaciones el próximo mes.
"El 19 de febrero se va a producir en la ciudad de La Habana la segunda ronda de conversaciones", declaró el canciller Bruno Rodríguez el jueves por la noche durante un acto en conmemoración del natalicio del prócer José Martí.
Las pláticas migratorias, retomadas bajo el mandato del presidente Barack Obama y retomadas en julio, habían sido programadas para diciembre pero entonces las partes no llegar a un acuerdo de fechas.
"Hemos presentado como parte de la agenda cubana al gobierno de los Estados Unidos la propuesta de negociar un nuevo acuerdo migratorio y sostener cooperación en el enfrentamiento al tráfico de personas. La agenda cubana no ha sido respondida", dijo el canciller cubano.
El acuerdo vigente, firmado en septiembre de 1994 luego de la llamada "crisis de los balseros" y por el cual miles de personas trataron de llegar a territorio estadounidense, establece que Washington debe entregar la 20.000 visas anuales para fomentar las salidas seguras del país.
También determina que quienes se arriesguen por mar y sean interceptados serán regresados a la isla. Sin embargo, la Ley de Ajuste Cubano vigente desde la década de los años 60, ampara a aquellos que por cualquier vía logren tocar territorio estadounidense.
No existen relaciones diplomáticas entre ambos países desde hace más de cuatro décadas, cuando Estados Unidos impuso a la isla un fuerte embargo buscando presionar para un cambio en su sistema político.
La llegada de Obama fue considerada por analistas como una oportunidad para una nueva era en las relaciones; sin embargo la inicial expectativa fue entibiada por declaraciones de funcionarios de uno y otro lado.
Las negociaciones migratorias se producen en medio del sonado caso de ciudadano estadounidense detenido en la isla en diciembre, quien fue acusado verbalmente por funcionarios de tener vínculos con los servicios de inteligencia estadounidense.
"Esta bajo investigación", dijo el canciller cuando los periodistas también le preguntaron sobre este hombre, cuyo nombre no fue confirmado por las autoridades aunque si se determinó que trabajaba para Development Alternatives Inc.,una compañía de Washington que recibe dinero del gobierno estadounidense para programas de apoyo a la disidencia en Cuba.
"Evidentemente el gobierno de Estados Unidos no renuncia a la destrucción de la revolución cubana, al régimen político y de gobierno de nuestro país y en cualquier lugar del mundo sería un grave delito lo que se le imputa", comentó Rodríguez.
Hablar de "un contratista" como lo hicieron los medios internacionales es un "eufemismo", indicó el canciller. "Según la legislación norteamericana sería cuanto menos agente de una potencia extranjera", manifestó.