Hoy murió Germán Armando Carias, y quiero recordarlo en la etapa que convivíamos juntos en nuestro cuarto, si me permiten el egoísmo. Mi hermano y yo pasamos la época juvenil inseparables, luego por circunstancias que enrarecerían el escrito, y por eso no pienso ahondar, cada uno siguió su rumbo.
La juventud es la parte de la vida más entrañable, porque no hay que pagar cuentas, no hay ataduras sentimentales y cada día se espera con ansias. Recuerdo nuestras largas conversaciones nocturnas, donde los dos hablábamos de nuestros anhelos, nuestros amores ocultos y éramos cómplices de aventuras empresariales, y nunca vislumbrábamos un futuro de fracasos.
Mi hermano en esa etapa era alguien optimista, que percibía una vida exitosa, porque siempre se esforzó en ser cantante. Juntos jugamos con amigos, fútbol, béisbol, basketball, ping-pong, etcétera, nos sentíamos dueños del mundo ¿Y acaso no era así? Fuimos Discjockey de nuestra mini teca “Crazy Horse”, íbamos a fiestas, íbamos a los centros comerciales y nos divertíamos día y noche.
Mi hermano se va hoy a sus 45 años, alguien muy joven para morir, pero para tratar de reconfortar mi dolor, no dudo que ya se encuentre junto a mi Mamí y mi Papí (mis abuelos); quienes lo recibieron en el cielo donde descansará en paz. Solo espero que cuando vaya al cielo, reencontrarme contigo Germán Armando para seguir andando juntos como antes.
Germán G. Carías
